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Cada día es más difícil mantener una adecuada salud intestinal ya que a diario nos enfrentamos a un número creciente de sustancias irritantes (debido al gran desarrollo de la industria alimentaria) que no son reconocidas por las enzimas y células de nuestro organismo a nivel intestinal, que nos provocan inflamación y diversos síntomas como gases, hinchazón abdominal, alergia o intolerancia a distintos alimentos o sustancias, acidez, mala digestión, gastritis producidas por la bacteria Helicobacter pylori, enfermedad inflamatoria intestinal, síndrome del intestino irritable, enfermedad de Crohn, cáncer, etc.
CONSEJOS
Por esta razón, es importante mantener una buena salud intestinal para mantener en unas condiciones óptimas la mucosa y la microbiota intestinal. Para ello recomendamos:
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Tomar alimentos frescos y de temporada.
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Evitar los alimentos procesados que son ricos en azúcares refinados y en grasas saturadas.
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Evitar alimentos pro inflamatorios como bollería, azúcares, refrescos, alcohol…
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Evitar las frituras en favor de cocinado a la plancha o cocción al vapor o a bajas temperaturas.
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Masticar los alimentos adecuadamente, sin prisas.
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Descansar lo suficiente para evitar el estrés ya que puede inducir a reacciones de inflamación .
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Tomar prebióticos y probióticos (Vitanatur, Casenbiotic, Ergyphilus plus, Ergyphilus confort) puede mejorar significativamente su salud intestinal, puesto que una microbiota diversificada está vinculada a una buena salud.
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CEREBRO
El intestino es un órgano que actúa como barrera, lo monitoriza todo, determinando qué es útil y qué es nocivo para el organismo. La extraordinaria complejidad de los procesos que realiza el intestino exige las competencias de un auténtico ¨cerebro¨ en condiciones de comunicar e integrarse con el primer cerebro. Por tanto, hay una estrecha interrelación de comunicación entre el intestino y el cerebro; que en muchas ocasiones por fallo en esta interrelación intestino-cerebro dará lugar a diferentes patologías.
[su_row][su_column size=»1/2″ center=»no» class=»»] Desempeña, de manera coordinada, una infinidad de funciones complejas como son descomponer, absorber y monitorizar los alimentos y restos de agentes externos que llegan a través del tubo digestivo. Para ello, el intestino cuenta con unas secreciones voluminosas que contienen una gran diversidad de enzimas digestivos que ayudarán a descomponer los alimentos en moléculas más pequeñas para su absorción, el intestino también cuenta con un sistema inmunitario que actúa de defensa para el organismo y una población diversa de microorganismos (flora bacteriana o MICROBIOTA) que complementa sus funciones digestivas y de defensa.[/su_column] [su_column size=»1/2″ center=»no» class=»»]
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La gestión de todas las funciones intestinales es tan compleja que requiere un auténtico centro de elaboración de datos específico, un ¨cerebro¨ que los científicos denominan SISTEMA NERVIOSO ENTÉRICO, compuesto por más de 100 millones de neuronas y que se encuentra a lo largo de las paredes del tracto digestivo. Como el intestino debe responder rápidamente a las continuas transformaciones y reacciones que se producen en su interior, este ¨segundo cerebro¨tiene cierta autonomía.
SENSORES
La superficie de la mucosa intestinal es la superficie más amplia y en mayor contacto con agentes externos; lo que entra y atraviesa el intestino (contenido luminal) se transforma continuamente. Por tanto, se requiere de una monitorización constante para la cual son indispensables una infinidad de sensores como son los receptores sensoriales (receptores gustativos: amargo, dulce, ácido…), receptores de reconocimiento de nutrientes, microorganismos, toxinas, etc.
Todos estos sensores envían un enorme flujo de información a otros sistemas como el hormonal, el nervioso y el inmunitario, de esta forma se posibilita su sucesiva elaboración, integración y comprensión. Para que toda esta información tenga sentido se requiere de la estrecha comunicación entre los dos cerebros, el intestinal y el central. A través de este diálogo, los dos cerebros se influencian mutuamente y los desequilibrios del uno pueden provocar desequilibrios en el otro.
FILTRO SELECTIVO
Una de las principales funciones del intestino es su FUNCIÓN BARRERA. Es una entidad funcional que separa la luz intestinal y que consta de elementos mecánicos como son el MOCO y la CAPA EPITELIAL, elementos humorales como los ANTICUERPOS INMUNOGLOBULINAS A y DEFENSINAS, elementos inmunológicos como los LINFOCITOS, CÉLULAS DE LA INMUNIDAD INNATA, elementos musculares y neurológicos.
Por tanto, actúa como filtro selectivo, permitiendo por una parte la entrada de sustancias nutritivas y garantizar un intercambio adecuado de agua y electrolitos y por otra parte, debe impedir la entrada de microorganismos, sustancias antigénicas, nocivas o indeseadas en general.
Se trata de una pared muy dinámica, cuyo correcto funcionamiento depende de numerosos factores y se ve afectada por diferentes perturbaciones que pueden alterar sobre todo su permeabilidad. Si la permeabilidad aumenta se corre el riesgo de que penetren sustancias y microorganismos nocivos que conducirán a ENFERMEDAD.
La barrera intestinal cubre una amplia superficie, hasta 400 metros cuadrados. Para mantener su funcionalidad se requiere hasta un 40% de la energía que consume el cuerpo humano. Se estructura en cuatro niveles:
-CAPA DE MOCO: Formada por mucina, constituye una barrera física que protege a las células que están debajo.
-CÉLULAS EPITELIALES: Se mantienen juntas gracias a unas uniones especiales «tight junctions».
-BARRERA INMUNOLÓGICA PROFUNDA: Formada por células inmunitarias que se encargan de controlar y responder a las sustancias que pasan a través de las barreras anteriores. El intestino alberga una elevada densidad de células inmunitarias, hasta un 70-80% de todas las células inmunitarias del organismo.
-MICROBIOTA: También se considera parte de la función barrera puesto que afronta los posibles microorganismos infecciosos que pueden llegar al intestino y se comunica constantemente con las células para garantizar el funcionamiento correcto.
FACTORES QUE ALTERAN LA PERMEABILIDAD INTESTINAL:
Estrés sobre todo el crónico, dieta rica en grasas, alcohol, determinados fármacos como los corticoides, fenómenos oxidativos que liberan radicales libres, intolerancias alimentarias, infecciones intestinales, alteraciones de la microbiota…
MICROBIOTA: La microbiota autóctona es el conjunto de microorganismos que habitan en nuestro organismo (piel y superficie de las mucosasa); y está constituida por especies tanto estables como transeúntes.
El número y el tipo de microorganismos que componen la microbiota intestinal varía según los segmentos del tracto digestivo:
La flora de fermentación está presente en la segunda parte del intestino delgado y se extiende hasta el colon transversal. Está formada principalmente por LACTOBACILOS y BIFIDOBACTERIAS que realizan la fermentación de los hidratos de carbono liberando ácidos orgánicos como son el ácido láctico, ácido acético y ácido propiónico, manteniendo así un ph ácido en la zona.
Por otra parte, la flora de putrefacción predomina en el colon descendente, a este nivel, las proteínas sufren un proceso de putrefacción dando lugar a amoniaco y otras aminas tóxicas. Estas toxinas son asimiladas e inactivadas a nivel de hígado y eliminadas por la orina. Normalmente, la flora protectora de fermentación se opone a la proliferación de bacterias patógenas así como al desarrollo de la flora de putrefacción que cuando está presente en exceso, se vuelve irritante para el colon.
Dietas ricas en proteínas animales y en las que no se mastica correctamente, contribuyen al desarrollo desproporcionado de flora de putrefacción. Por otra parte, en dietas pobres en fibras la flora de fermentación se enrarece y la barrera ácida se debilita. La flora de putrefacción se desplaza hacia el intestino delgado produciendo meteorismo, hinchazón abdominal, mal aliento, producción de sustancias tóxicas que pueden conducir al desarrollo de cáncer.
A medida que se va teniendo más información sobre la microbiota humana, más estrategias se están desarrollando para corregir determinadas patologías.
En la actualidad, el mundo de la MICROBIOTA y los PROBIÓTICOS es uno de los temas que más controversia tenga a nivel científico, siempre en la duda entre ciencia o moda, y eso a pesar de que existen numerosas evidencias científicas que avalan el empleo de los PROBIÓTICOS, con excelentes resultados terapeúticos en muchas patologías, además de convertirse en una de las líneas de investigación más desarrolladas en los últimos años. Por ello, la necesidad de la realización de guías de práctica clínica para el empleo de PROBIÓTICOS y PREBIÓTICOS en diversas especialidades médicas y su actualización periódica
ESTE ARTICULO ES MERAMENTE INFORMATIVO, EN NINGÚN CASO SIRVE DE DIAGNÓSTICO.
SIEMPRE DEBE CONSULTAR A SU FARMACÉUTICO O MÉDICO.